Mi mamá se llama Gloria. Ella es anestesióloga y trabaja muchas horas, por eso hay días en que no la veo.
Cuando está en casa, se levanta muy temprano para prepararme el desayuno. Algunas veces me deja echar los huevos en un plato hondo para hacer mis pancakes; me lleva a la zona de juegos del centro comercial; vemos películas y comemos crispetas; visitamos a la abuela, y algunos fines de semana nos alejamos de la ciudad para descansar. El tiempo que pasamos juntos es grandioso.
Hoy es lunes y debo ir al colegio, donde aprendo muchas cosas nuevas y me divierto con mis amiguitos. Mamá vino a despertarme y sin culpa pisó la cola de Nana, nuestra gatica, que huyó hacia la sala. “¡Lo siento, Nana!”, dijo apenada mi mamá. Unos minutos después, ambos llevamos puesto un uniforme, ella el de médico, yo el de mi colegio.
Fui por mi lonchera a la cocina y vi que mamá pegó una nota en la nevera y en voz alta leyó: “Pagar el plan de internet y el colegio de Fede”. También le gusta dejar papelitos de colores en su escritorio, así no olvida ninguno de sus compromisos relacionados con el dinero. Mientras vamos al colegio en el carro, recuerdo lo que he aprendido: “Mamá debe trabajar por nuestro bienestar”.
Moraleja:
Los momentos que disfrutamos en familia nos enseñan el valor del tiempo en nuestras vidas, así como la importancia de ser responsables con nuestras obligaciones. El dinero es producto de nuestro trabajo y es el que usamos para satisfacer muchas de nuestras necesidades diarias.
“Recuerda que la mejor forma de brindarle a tus hijos bases financieras para el futuro, es incentivándolos desde pequeños a entender los conceptos básicos de las Finanzas Personales”.
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